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Había una vez unos ratones que vivían atemorizados por un gato. Cada vez que salían a por comida, el gato los perseguía. Hacía semanas que no comían nada. Entonces, uno de los ratones tuvo una idea:
—¡Ya sé! Pondremos un cascabel al gato. Así lo oiremos a tiempo y podremos escapar.
—¡Qué buena idea! —contestó el ratón más viejo—. Pero ¿quién será el valiente que le ponga el cascabel?Todos los ratones pusieron excusas y volvieron a sus hogares, más hambrientos que nunca.

El acto de dibujar constituye la forma de pensar propia del dibujo, del mismo modo en que los cantos de los pájaros se conciben en la garganta del animal.
Shaun Tan


































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